Despertares de Stonewall

Sinopsis:

La novela ganadora del Premio Planeta 2024 nos muestra un retrato impactante de la azarosa vida de personas que sufrieron en carne propia las consecuencias de las grandes decisiones políticas.

Recién terminada la Segunda Guerra Mundial, en un Berlín arrasado y sin futuro aparente, Victoria sobrevive cantando cada noche en el club Kassandra. Pese a tener una mente prodigiosa, capaz de crear un poderoso sistema de cifrado de mensajes, su hija Hedy y su hermana Rebecca dependen de ese mísero sueldo para sobrevivir. Un chantaje sin escrúpulos por parte de los rusos obligará a Victoria a viajar sola a Estados Unidos, donde, sin embargo, disfrutará del amor incondicional del capitán Norton. Allí descubrirá que la que parecía la sociedad más democrática del mundo esconde una rancia capa de racismo e injusticias de la mano del Ku Klux Klan y el senador McCarthy.

Opinión:

Terminé Victoria hace unos días y, tras pensarlo con calma, no puedo decir que es una mala novela: entretiene, se lee con fluidez y tiene momentos verdaderamente potentes. Pero tampoco me pareció la gran obra maestra que su premio y su promoción parecen sugerir. Y sobre todo, no me emocionó como esperaba.

Desde el principio se percibe la ambición de Sánchez-Garnica: maneja dos escenarios históricos muy intensos y distintos —el Berlín de la posguerra (desde 1945 a finales de 1964) y la América convulsa de los años cincuenta, marcada por el macartismo y el racismo institucional—. La reconstrucción de Berlín es especialmente evocadora: el hambre, el frío, los escombros, los cabarets improvisados… Se siente la precariedad, la tensión, la belleza triste de una ciudad que intenta volver a ser algo. El salto a Estados Unidos aporta contraste, aunque me resultó más convencional y menos arriesgado.

Su autora nos aclara que esta no es una novela histórica, porque ni estos ni otros acontecimientos o personajes históricos que aparecen en ella son sus elementos centrales o fundamentales. En esta novela se tratan los sentimientos universales del ser humano.

No obstante, en mi opinión, hay acontecimientos históricos que marcan la personalidad o el comportamiento de las personas que los viven o sufren. De modo que sin pretender escribir una novela histórica, Sánchez-Garnica ha incorporado un trasfondo histórico repleto de hechos reseñables. Y al tratar tantos temas —desnazificación, Ku Klux Klan, espionaje, segregación, persecución política—, algunos quedan más como mero telón de fondo que como motores emocionales reales de los personajes. Hay documentación, sí, pero a menudo parece añadida desde fuera, no integrada de manera orgánica en la vida de los personajes.

La estructura en dos bloques (“ruinas” y “sombras”) funciona bien para el ritmo: cada parte tiene su propio conflicto y los capítulos breves mantienen el interés. El narrador en tercera persona sigue principalmente a Victoria, la protagonista, lo que permite acompañarla de cerca. Sin embargo, ese punto de vista —claro y eficaz— no profundiza tanto como me habría gustado: describe, pero rara vez indaga en las grietas emocionales que asoman bajo la superficie.

Los personajes son, quizá, el punto más débil. Victoria es extraordinaria en todo: canta, crea e interpreta códigos, es experta en Física, buena periodista, aprende idiomas con facilidad, muy inteligente y guapa, y sale airosa de casi cualquier problema. Es una protagonista fuerte (algo a lo que nos tiene acostumbrados la autora), tanto, que pierde credibilidad. Sus conflictos internos existen, pero pocas veces la sacuden de verdad. Su evolución se diluye en esa perfección constante y, por eso, cuesta conectar plenamente con ella.

En cuanto a los secundarios, también quedan algo desdibujados. Robert Norton —el capitán que la acompaña en una parte clave de la trama— podría haber aportado un matiz moral interesante, pero su arco se queda a medio desarrollar (y cuesta comprender cómo pasa, casi sin transición, de agente de la CIA a abogado de éxito en un prestigioso despacho estadounidense). Rebecca, la hermana de Victoria, y Hedy, su hija, cumplen funciones emocionales claras, aunque sin profundizar en sus contradicciones. Y personajes como Charlotte o Rose funcionan más como piezas necesarias para que la historia avance que como figuras con vida propia. En general, falta gris: hay seres luminosos y villanos evidentes, pero poco espacio para la ambigüedad. Y sin entrar en detalles para no caer en spoilers, algunos giros narrativos derivan hacia un dramatismo que roza lo novelesco, con casualidades y encuentros poco verosímiles.

Aun así, hay virtudes innegables. Algunas escenas —en especial las que retratan a Victoria cantando entre las ruinas o reflexionando sobre la supervivencia— están cargadas de emoción genuina. La novela aborda cuestiones importantes sin caer en el sermón, con una mirada empática y accesible. Se nota el oficio narrativo de Sánchez-Garnica.

Además, mientras leía Victoria, hubo tres referencias que me vinieron constantemente a la cabeza: Matar a un ruiseñor, de Harper Lee; El hombre en el castillo, de Philip K. Dick; y, sobre todo, varias novelas de John le Carré. De Lee reconozco esa mirada íntima al racismo estructural; de Dick, la exploración de las tensiones morales que deja la guerra; y de Le Carré, esos ecos de espionaje cotidiano en los que ciudadanos corrientes quedan atrapados en redes ideológicas mucho mayores que ellos. Pero frente a estas obras, Victoria me resulta más contenida y menos creíble.

Sí, es cierto que la propia autora ha explicado en entrevistas que su intención no era escribir una “gran novela histórica”, sino centrarse en las vidas privadas, los miedos y las pequeñas certezas de personas corrientes en tiempos convulsos. Y creo que ahí reside tanto su fortaleza como su límite.

Victoria es una novela pensada para un público amplio que busca ritmo, emoción y una protagonista femenina fuerte. En ese sentido, cumple sin problemas. Pero si lo que buscas es una exploración psicológica más compleja o una integración más profunda entre Historia y literatura, es posible que se quede corta. Para mí, al final, queda en eso: una novela entretenida y agradable de leer, pero con reservas.

Mi valoración: 3/5

Otras novelas de la autora aquí reseñadas:

• Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido (2016)

Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) es licenciada en Derecho y Geografía e Historia. Autora de El Gran Arcano (2006) y La brisa de Oriente (2009), su novela El alma de las piedras (2010) tuvo un gran éxito entre los lectores. Las tres heridas (2012); La sonata del silencio (2014), de la que se hizo una adaptación para una serie en TVE; Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido (2016); La sospecha de Sofía (2019); Últimos días en Berlín (Finalista del Premio Planeta 2021), y Victoria, con la que obtuvo el Premio Planeta 2024, han confirmado su consagración entre la crítica y los lectores como una escritora de gran personalidad literaria.

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO:
Título: Victoria
Autor: Paloma Sánchez-Garnica
Género: Narrativa contemporánea
Editorial: Planeta
ISBN:978-84-08-29585-3
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Dimensiones: 23.0 x 15.0 cm
Nº de páginas: 480
Fecha de edición: 06/11/2024
Idioma: Español