
Sinopsis:
Murakami vuelve a deslumbrarnos con su estilo conciso, su sutil sentido del humor, su habilidad para construir tramas cautivadoras y escalofriantes, y su maestría para dar cuenta del escurridizo espíritu de nuestro tiempo.
Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado, Mari, sentada sola a la mesa de un bar-restaurante, se toma un café mientras lee. La interrumpe un joven músico, Takahashi, al que Mari ha visto una única vez, en una cita de su hermana Eri, modelo profesional. Ésta, mientras tanto, duerme en su habitación, sumida en un sueño «demasiado perfecto, demasiado puro». Mari ha perdido el último tren de vuelta a casa y piensa pasarse la noche leyendo en el restaurante; Takahashi se va a ensayar con su grupo, pero promete regresar antes del alba. Mari sufre una segunda interrupción: Kaoru, la encargada de un «hotel por horas», pide que le ayude con una prostituta china agredida por un cliente. Dan las doce. En la habitación donde Eri sigue sumida en una dulce inconsciencia, el televisor cobra vida y poco a poco empieza a distinguirse en la pantalla una imagen turbadora… pese a que el televisor no está enchufado.
Opinión:
Entre Kafka en la orilla y 1Q84, Haruki Murakami publicó una de sus novelas más breves y contenidas: After Dark (2004), de la que hoy os vengo a hablar tras su lectura. Un relato que transcurre en el espacio preciso de una noche en Tokio —desde las 23:56 hasta poco antes del amanecer— y que apuesta más por la atmósfera que por el argumento. Una historia que se desliza entre lo real y lo onírico, en la que importan más las sensaciones que los hechos. Y que, sin embargo, a mí me dejó fría y desconcertada.
Lo primero que llama la atención es el tono. Murakami abandona aquí las tramas extensas o laberínticas para explorar una estructura fragmentaria, casi cinematográfica. Cada escena está marcada por la hora exacta en que ocurre, como si una cámara invisible siguiera a los personajes desde algún lugar entre la vigilia y el sueño. Todo parece observado desde una cierta distancia, como si fuéramos testigos de algo que se nos permite ver, pero no tocar.
La protagonista es Mari Asai, una joven reservada que decide pasar la noche leyendo sola en un restaurante. A partir de ese gesto simple, se despliegan una serie de encuentros inesperados: un músico que la recuerda, una gerente de un love hotel que pide su ayuda, una trabajadora golpeada, un hombre de traje con un lado oscuro. Mientras tanto, su hermana Eri yace dormida en una habitación extraña, atrapada en un sueño del que no puede —o no quiere— despertar.
La historia se construye a partir de estos hilos paralelos que se entrecruzan sin urgencias, sin buscar resolverlo todo. After Dark no es una novela de respuestas: es una novela que observa. Que se sumerge en los intersticios de la ciudad y en lo que ocurre cuando el sol se oculta y las reglas del día dejan de aplicarse. La noche como un espacio de tránsito y transformación, donde las almas solitarias vagan en silencio buscando una conexión. Tal vez efímera. Tal vez reveladora.
La noche es un territorio donde las almas solitarias vagan en silencio, buscando conexiones que quizá desaparezcan con el amanecer.
En esta línea, Tokio, de noche, impone su presencia con tal intensidad que por momentos parece tener voluntad propia. Sus calles vacías, luces de neón, locales abiertos a deshora… configuran un escenario suspendido, como si el tiempo se hubiera detenido lo justo para permitir que algo se revele. Lo fantástico está ahí, siempre insinuado, sin irrumpir del todo. Hay misterio, hay melancolía, y sobre todo una profunda sensación de soledad.
Murakami emplea un narrador en tercera persona con una voz inusual, que a veces adopta un punto de vista casi omnisciente y visual. Se describe lo que ocurre como si una cámara flotara por las habitaciones, observando a los personajes sin intervenir. Esa mirada refuerza la extrañeza de la historia, la sensación de aislamiento. Como si el lector también estuviera mirando desde fuera, sin poder entrar del todo.
El estilo es sobrio, contenido, con descripciones precisas y diálogos breves. A diferencia de otras obras suyas, aquí no hay digresiones largas ni desbordes emocionales. Todo se da en pequeñas dosis, con una cadencia pausada, como quien escucha jazz de madrugada sin saber si va a dormirse o a seguir despierto. La “cámara narrativa” se detiene en los detalles: una televisión encendida sin razón, una habitación vacía, relojes que marcan el paso del tiempo. Todo tiene algo de símbolo, aunque nunca se explicite.
Uno de los temas centrales es la desconexión. No solo entre las hermanas Asai, sino entre los personajes y su entorno, entre el sueño y la vigilia, entre lo que se dice y lo que queda sin decir. Pero en medio de esa distancia también hay momentos de apertura: pequeñas grietas por donde se cuela la posibilidad de un encuentro. Un gesto, una palabra, una mínima complicidad que puede cambiarlo todo, aunque no sepamos cuánto dura.
Mari es una joven introspectiva, ensimismada, que se ve forzada a abrirse al mundo nocturno. Su recorrido tiene algo de iniciático: a lo largo de la noche, se encuentra con realidades que desafían su aislamiento. Takahashi, el músico, actúa como mediador entre su mundo interior y lo que hay afuera. Kaoru, la gerente del love hotel, le muestra un tipo de fortaleza y solidaridad inesperada. Mientras tanto, Eri parece representar el extremo opuesto: un estado de desconexión total, casi simbólica, con el mundo. Como si la novela también cuestionara la aparente perfección y el vacío que a veces conlleva.
La historia de Eri, por momentos inquietante, intensifica el tono surrealista del libro. Está atrapada en una habitación con un televisor encendido que la observa desde el otro lado, una figura inmóvil en un espacio sin tiempo. Ese limbo metafísico contrasta con la noche de Mari, donde al menos aún hay movimiento, encuentros, incertidumbre viva.
Los relojes que marcan cada escena cumplen una doble función: por un lado, refuerzan la estructura cronológica y cinematográfica; por otro, actúan como recordatorio constante de que la noche es un intervalo, un paréntesis. El tiempo sigue su curso, indiferente a lo que les ocurra a los personajes. Y, tarde o temprano, llegará el amanecer.
Como es habitual en Murakami, el final es abierto y no ofrece una resolución clara. La noche termina, el día comienza, y los personajes siguen adelante con la misma incertidumbre con la que entraron en ese interludio oscuro. Mari y Eri se reencuentran. ¿Han cambiado? Tal vez. ¿Ha pasado algo decisivo? No lo sabemos. Pero la novela sugiere que sí, que algo se ha movido, aunque no podamos ponerle nombre.
After Dark no es de las novelas más ambiciosas de Murakami, ni de las mejores, la verdad —al menos para mí—, pero sí una pieza interesante dentro de su universo literario. Ideal para quienes disfrutan del Murakami más atmosférico, más contemplativo, más sugerente. Una lectura para dejarse llevar por una noche en vela, con las luces bajas y la música suave de fondo.
Mi valoración: 3.5/5

Haruki Murakami (Kioto, 1949) es uno de los pocos autores japoneses que han dado el salto de escritor de prestigio a autor con grandes ventas en todo el mundo. Tusquets Editores ha publicado todas sus novelas —Tokio blues. Norwegian Wood, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, 1Q84 y La muerte del comendador, entre otras—, cinco libros de relatos, y ensayos como Underground, De qué hablo cuando hablo de correr, De qué hablo cuando hablo de escribir o Música, sólo música, además de dos relatos bellamente ilustrados: La chica del cumpleaños y Tony Takitani. Murakami ha recibido numerosos premios, entre ellos el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Franz Kafka, el Jerusalem Prize o el Hans Christian Andersen, y su nombre suena reiteradamente como candidato al Nobel de Literatura. En España ha merecido el Premio Arcebispo Juan de San Clemente, la Orden de las Artes y las Letras (concedida por el Gobierno español), el Premi Internacional Catalunya 2011 y, recientemente, el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023. La ciudad y sus muros inciertos, su obra más reciente, es una novela melancólica y filosófica sobre el amor perdido y el autodescubrimiento.
FICHA TÉCNICA DE MI EDICIÓN:
Título original: Afutā Dāku
Título en español: After Dark
Autor: Haruki Murakami
Traducción: Lourdes Porta Fuentes
Género: Narrativa contemporánea
Editorial: Maxi-Tusquets
ISBN: 9788483835623
Fecha de publicación en español: 01/05/2010
Encuadernación: Tapa blanda
Dimensiones: 19.0 x 12.5 cm
Nº de Páginas: 256
Idioma: Español