Reseña. «Cinco panes de cebada» de Lucía Baquedano, un viaje a la infancia

«Cinco panes de cebada» de Lucía Baquedano (1981; Ediciones SM 2002)

Opinión:

Hoy os quiero hablar de una novela a la que guardo un cariño especial. Fue una lectura obligatoria en la asignatura de Lengua, pero acabó leyéndola toda mi familia. Cinco panes de cebada, escrita por Lucía Baquedano y publicada en 1981, es una obra que resuena como un eco lejano de días más lentos, de veranos interminables y de pueblos donde el tiempo parecía detenerse. Finalista del Premio Gran Angular, esta novela se ha convertido en un clásico de la literatura juvenil que trasciende edades, envolviendo a quien la lee en una calidez teñida de nostalgia.

Sus páginas evocan imágenes de una infancia rural —verbenas bajo las estrellas, retos nocturnos entre amigos, el sonido de las cabras al pasar con el pastor—, un mundo que poco a poco se desvanece, guardado ya solo en los recuerdos de quienes cursaron la EGB y, quizá dentro de unas décadas, solo en los libros. Todo está impregnado de esa melancolía suave que recorre la novela como un hilo invisible.

La historia nos sitúa en la España rural de finales del siglo XX, en una época en la que los pueblos aún resistían el avance de la modernidad, aferrados a sus costumbres como raíces que se niegan a soltarse de la tierra. En un rincón del Pirineo navarro, casas de piedra, caminos de tierra y montañas silenciosas componen el paisaje donde se desarrolla la trama. El aire limpio, el rumor del río y el tañido de campanas construyen una atmósfera suspendida en el tiempo, como atrapada en un frasco que alguien abre solo para recordar.

Muriel, una joven maestra recién graduada, llega a ese pequeño pueblo con los ojos abiertos y el corazón lleno de sueños. Es su primer destino como educadora y se enfrenta a un entorno desconocido, donde deberá ganarse el respeto de sus alumnos y de una comunidad anclada en lo cotidiano. La trama avanza con pasos pequeños, sin sobresaltos, hilando momentos sencillos pero cargados de sentido, donde lo cotidiano se vuelve casi eterno.

La narración, en tercera persona y con enfoque omnisciente limitado, nos acerca al interior de Muriel: sus ilusiones, sus miedos, su vulnerabilidad. Los demás personajes quedan en una penumbra suave, como si la historia se observara con cierta distancia emocional. Este recurso no enfría, sino que potencia el tono melancólico: da a la narración esa textura de recuerdo, de algo vivido que ya no se puede tocar, pero que aún arde con calidez en la memoria.

Muriel es un personaje muy humano, con su mezcla de idealismo y fragilidad. A su alrededor, los habitantes del pueblo —los niños del aula, los vecinos, la gente mayor— forman una comunidad viva, llena de contrastes. Algunos se resisten, otros acogen. Hay sabiduría, desconfianza, y ternura. Todos contribuyen a la transformación silenciosa de Muriel, y a la vez, ella también los transforma a ellos. Cinco panes de cebada es, en el fondo, un homenaje a la vocación docente: a quienes enseñan con el alma, aunque apenas tengan recursos, y siembran sin saber cuándo llegará la cosecha.

El estilo de Lucía Baquedano es delicado, íntimo. Su prosa fluye como un arroyo entre piedras: sencilla y clara, pero con un fondo profundo. Las descripciones detienen el tiempo —el brillo del sol sobre la hierba, el crujido de un suelo de madera—, mientras los diálogos suenan a verdad dicha al atardecer. Hay algo reconfortante en su forma de escribir: no impone, no dramatiza, simplemente deja que la historia respire.

El título, Cinco panes de cebada, remite al milagro bíblico de la multiplicación, pero también a algo más terrenal y cercano: la generosidad humilde, el esfuerzo silencioso, el impacto de los pequeños gestos hechos desde el corazón. Muriel da poco, pero lo da todo, y eso basta para transformar lo que la rodea.

Esta novela es un refugio. Un rincón de papel donde el tiempo se detiene y la vida se contempla con dulzura. Para quienes añoran lo que fue, y también para quienes aún creen en lo que podría ser. Un suspiro narrado, un trocito de eternidad antes de que el viento se lo lleve.

Mi valoración: 5/5

Puntuación: 5 de 5.

Lucía Baquedano nació en Pamplona el 18 de diciembre de 1938. En 1979, el Premio Gran Angular por Cinco panes de cebada acabó por abrirle los ojos definitivamente al mundo de la literatura infantil y juvenil.  Desde entonces han ido apareciendo paulatinamente otras novelas y libros infantiles, recibiendo entre otros el Premio El Barco de Vapor en 1986 por Fantasmas de día, incluido además en la Lista de Honor de IBBY de 1988. La casa de los diablos quedó finalista en 1990 en el Premio Internacional Infanta Elena, y recibió el Premio CCEI en 1993. Me llamo Pipe recibió el Premio de la Feria del Libro de Almería en 1995.

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO:
Título: Cinco panes de cebada
Autora: Lucía Baquedano
Género: Narrativa juvenil
Editorial: Ediciones SM
Colección: Gran Angular
ISBN: 9788434808751
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de edición: 22/04/2002
Nº de páginas: 176
Idioma: Español

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