
Sinopsis:
Inglaterra, 1866. La joven y recatada Jean Muir llega a la aristocrática mansión de los Coventry para trabajar como institutriz. Gracias a su astucia y sus múltiples habilidades, tras solo una jornada de trabajo consigue ganarse el afecto de la señora Coventry, su hija Bella, el hijo menor, Edward, y sir John, el anciano y acaudalado tío. No ocurre lo mismo con Gerald, el hermano mayor, y Lucia, su prima, quienes desconfían de la institutriz y comienzan a espiar sus pasos. Pero Jean es una superviviente; su objetivo es asegurarse un esposo con riqueza y posición, y no dudará en utilizar todas las armas femeninas a su alcance como máscaras tras las que ocultarse para alcanzar sus objetivos.
Opinión:
Publicada en 1866 bajo el seudónimo de A. M. Barnard, Tras la máscara nos revela una faceta audaz, irónica y sorprendentemente moderna de Louisa May Alcott, muy distinta a la imagen que muchos conservamos gracias a Mujercitas. Lejos de los retratos familiares y las lecciones morales dulcificadas, esta novela breve se adentra en un thriller psicológico victoriano lleno de secretos, manipulaciones y una crítica afilada a las estructuras sociales de su tiempo.
Ambientada en una mansión inglesa de mediados del siglo XIX, la historia gira en torno a Jean Muir, una institutriz en apariencia modesta que llega al hogar de los Coventry para alterar, con precisión quirúrgica, las dinámicas de poder de la familia. Aunque la trama puede parecer sencilla —y en cierto modo lo es—, Alcott la convierte en un juego literario fascinante. Me sorprendió la frescura con la que despliega sus cartas narrativas: a veces con malicia, otras con una ironía tan sutil como efectiva. Saber cuándo fue escrita solo añade admiración: la agudeza de su enfoque resulta tremendamente actual.
Para apreciar del todo esta obra, conviene situarla en su contexto. Escrita en plena era victoriana —época de rigidez moral, roles de género asfixiantes y férreo control social—, Tras la máscara se erige como un pequeño desafío disfrazado de entretenimiento. Louisa May Alcott, influida por pensadores como Emerson y Thoreau, escribió este tipo de novelas sensacionalistas bajo seudónimo para ganarse la vida, pero también para liberar una voz creativa menos domesticada. Aquí no hay lecciones edificantes, sino una exploración valiente del deseo, el poder y la transgresión femenina.
La ambientación, como en las buenas novelas góticas, es esencial. La mansión de los Coventry —con sus jardines perfectamente cuidados, sus salones pulcros y esa calma tensa que flota en el aire— se convierte en el escenario ideal para desplegar el drama. Detrás de cada fachada cortés se ocultan pasiones, rivalidades y un miedo latente a que el orden establecido se tambalee. La autora maneja este juego de apariencias con maestría, y su narrador omnisciente, casi cómplice, añade una capa de sofisticación que recuerda al teatro más ingenioso.
La metamorfosis fue extraordinaria, pero el disfraz estaba más en la expresión que en cualquier tipo de vestimenta o falso adorno.
Jean Muir, la protagonista de la historia, es uno de los personajes femeninos más camaleónicos que he leído en la literatura del XIX. Al principio, se presenta como la joven frágil y obediente que la época exige… pero muy pronto entendemos que esa imagen es solo una máscara. Jean posee una mente afilada, una voluntad férrea y una estrategia clara. ¿Qué busca? No lo diré, porque es parte del placer del libro. Lo que sí puedo asegurar es que su ambigüedad moral, su capacidad de seducción y su dominio de la escena la convierten en una antiheroína formidable.
La relación que entabla con los miembros de la familia Coventry —desde la dulce Bella hasta el frío Gerald o la desconfiada Lucia— es una auténtica partida de ajedrez. Cada palabra y cada gesto están cargados de intenciones ocultas. Y entre todos, destaco especialmente a la Sra. Coventry, personaje menor pero ilustrativo del clasismo y la ingenuidad de la época. Todos están construidos con precisión, aunque desde una economía narrativa muy eficaz.
El estilo de Alcott en esta obra es vibrante y más teatral que en sus novelas más conocidas. Sus diálogos brillan por su agilidad y subtexto, y el tono general de la narración oscila entre la crítica social y el entretenimiento inteligente. Hay escenas que se leen como pequeños actos de una obra, donde cada personaje juega su papel, sin que el lector sepa del todo qué es verdad y qué es estrategia.
El desenlace es tan ingenioso como inesperado. No hay castigos morales, sino una especie de reivindicación de la inteligencia y la supervivencia femenina. Al cerrar el libro, lo que queda no es escándalo, sino una sonrisa cómplice. Alcott no solo logra engañar a sus personajes, sino también a su lector. Y lo hace con elegancia.
Tras la máscara desmonta la imagen idealizada de la mujer victoriana. Jean no es pasiva ni virtuosa; es astuta, ambiciosa y consciente de su lugar en un sistema que solo le deja espacio a través de la apariencia. Esta novela es, en cierto modo, una crítica a los papeles impuestos, y una muestra del talento de una escritora que supo jugar con las normas cuando no podía romperlas abiertamente.
La novela es una pequeña joya oscura dentro del legado de Louisa May Alcott. Para quienes solo conocen su lado más amable de obras como Mujercitas, este libro será una revelación. Y para quienes disfrutan de novelas con mujeres complejas, tensión psicológica y trasfondos sociales bien tejidos, es una lectura más que recomendable. Además, la edición cuidada de dÉpoca que incorpora información extra sobre la obra y su autora convierten la experiencia lectora en un auténtico placer.


Mi valoración: 4/5

Louisa May Alcott (1832-1888) nació en Germantown, Pennsylvania, y tras pasar buena parte de su vida en Boston, murió en Concord, Massachusetts. La energía y la independencia que ya tenía desde su infancia la acompañaron a lo largo de toda su vida y la llevaron a aceptar distintos empleos para poder ayudar económicamente a su familia. Comprometida con el movimiento abolicionista y los derechos de la mujer, escribió bajo el seudónimo de A.M. Barnard una colección de novelas en las que se trataban temas tabúes para la época como la sexualidad, el incesto o el adulterio. En 1854, Alcott publicó su primer libro, Flower Fables, al que siguieron más de treinta novelas y colecciones de relatos. Pero su nombre iría siempre unido al de Mujercitas, una novela que escribió entre mayo y julio de 1868 por encargo de sus editores.
FICHA TÉCNICA DEL LIBRO:
Título original: Behind a mask, or a Woman's power
Título en español: Tras la máscara, o el poder de una mujer (edición ilustrada)
Autora: Louisa May Alcott
Traducción: Rosa Sahuquillo Moreno y Susanna González
Introducción: Blanca Briones
Posfacio: Juan Mari Barasorda
Ilustraciones: Cassell's Magazine
Editorial: dÉpoca
Género: Literatura clásica, narrativa
ISBN: 978-84-946875-5-6
Encuadernación: Cartoné
Dimensiones: 24.0 x 16.0 cm
Nº de páginas: 184
Fecha de edición: 25/05/2018
Idioma: Español