Reseña. «La Pimpinela Escarlata»: héroes, aventura y romance en la Revolución Francesa

«La Pimpinela Escarlata» de la Baronesa Orczy (1905; Random House, 2016)

Opinión:

Cuando era niña, mis tardes de sábado solían llenarse de magia gracias a la vieja televisión que teníamos en casa. Entre todas las películas que desfilaron por esa pantalla, recuerdo con especial cariño La Pimpinela Escarlata de 1934, protagonizada por Leslie Howard. Aún puedo evocar la emoción que me embargaba al ver a su protagonista, ese caballero inglés aparentemente frívolo, transformarse en un héroe ingenioso y audaz. Me reía de sus ademanes impostados, de las poses que adoptaba y de las palabras que las acompañaban; me dejó tal huella, que cuando leí después la novela no podía recrear en mi mente otro protagonista diferente. Hace unos años, una avería en casa hizo que tuviera que sustituir mi vieja edición por esta otra ilustrada de Random House. La releí entonces, y la he vuelto a releer ahora dentro de los retos 2025 de «Todos los clásicos grandes y pequeños» del blog Las Inquilinas de Netherfield y «Nos gustan los clásicos» de Un lector indiscreto. Hacerlo es como abrir una puerta a esos recuerdos, reviviendo aquel amor inocente por las historias de héroes improbables y rescates imposibles.

La Pimpinela Escarlata escrita por la Baronesa Emmuska Orczy, y publicada en 1905, ha perdurado en el tiempo como un referente del género de héroes de doble identidad y una de las más queridas novelas de aventuras. Ambientada en el tumultuoso período del Reinado del Terror, tras la Revolución Francesa, la historia nos transporta a una Francia desgarrada por la guillotina y el fervor revolucionario. Es un momento histórico de gran agitación social y política, donde la aristocracia se ve acosada por las fuerzas del pueblo, que luchan por vengar a los caídos bajo el régimen anterior. En esta trama, Orczy no solo recrea el caos de un país convulso, sino también la lucha desesperada de un grupo de aristócratas que intentan sobrevivir al implacable poder de la Revolución.

Cuando se publicó la novela, la Revolución Francesa, con su caos y su guillotina implacable, era un tema que fascinaba a los lectores de entonces, y Orczy lo aprovechó para tejer una historia que mezcla heroísmo con un aire de nostalgia por un mundo perdido. No es difícil imaginar por qué tuvo tanto éxito: en esa Inglaterra de principios de siglo, con su imperio en pleno apogeo, había un gusto por las aventuras que exaltaran el valor y la astucia británica.

La ambientación es puro contraste: por un lado, el París revolucionario, con sus calles sucias y el eco de la guillotina; por otro, la Inglaterra elegante, con salones llenos de lámparas y trajes caros.

Los personajes son lo que hace brillar la novela. A mi edad, y después de haber leído muchos otros relatos de héroes, la figura de Sir Percy Blakeney sigue siendo, para mí, fascinante en su dualidad. Públicamente, es un superficial y frívolo aristócrata inglés, pero ante sus hombres de plena confianza revela su identidad oculta como la Pimpinela Escarlata, un audaz salvador que arriesga su vida para rescatar a nobles franceses condenados a muerte. Su lucha contra el despiadado agente republicano Chauvelin, quien persigue a los aristócratas con una tenacidad inquebrantable, se convierte en un juego de ingenio lleno de disfraces, engaños y escapes desesperados, que te mantiene constantemente en vilo. Aunque la novela está cargada de momentos de tensión y suspense, también reserva espacio para la calidez de la camaradería y el romanticismo, especialmente a través de la compleja relación de Sir Percy con su esposa, Marguerite Saint-Just, una mujer atrapada entre lealtades opuestas.

Le buscan por aquí, le buscan por allá, le buscan los franceses y no está. Ni en el cielo ni en el infierno se halla. ¡Condenada Pimpinela que se escapa!

Sir Percy, en muchos aspectos, es un arquetipo que ha influido en la creación de otros héroes literarios, como Batman o El Zorro, pero con una dosis de encanto británico que lo hace único. A su lado, Marguerite es un personaje igualmente fascinante: Creía en la igualdad de todos los hombres independientemente de su nacimiento. A sus ojos, la desigualdad económica era un simple accidente adverso. La única desigualdad que admitía era la del talento. Como mujer atrapada entre su amor por Percy y su lealtad a Francia, sus dilemas morales no son simplemente una trama secundaria; son una fuerza que da profundidad a la historia. Y Chauvelin, el villano, es de esos personajes que odias pero respetas por lo listo que es.

La prosa de Orczy, influenciada por su éxito previo en el teatro, logra capturar con maestría la atmósfera de la época, oscilando entre la tensión opresiva de las calles parisinas, vigiladas por los temidos guardias revolucionarios, y la calma rústica de los tranquilos campos de Inglaterra. La autora no solo ofrece una mirada al pasado, sino que utiliza la historia como vehículo para explorar temas universales como el honor, la justicia y la valentía. Su estilo de narración, que se mueve entre el drama y el humor sutil, resalta no solo la acción, sino también las motivaciones profundas de sus personajes, creando una obra rica en matices emocionales.

La Pimpinela Escarlata no es solo una novela clásica de aventuras; es una reflexión sobre la lucha moral en tiempos de crisis, sobre el poder de las apariencias y el sacrificio personal. Cada lectura, además, me devuelve un pedacito de esos días en que las aventuras eran simples pero emocionantes. Tiene acción, romance y ese humor que te saca una sonrisa cuando menos lo esperas. Aunque no es perfecta —a veces los giros son un poco obvios y le falta mayor profundidad en los aspectos políticos y sociales del periodo histórico que sirve como telón de fondo—, es una historia que me hace querer contársela a otros, para que no se pierda entre tanta fantasía moderna.

Si os animáis a revivir esos recuerdos de infancia, os aconsejo la edición íntegra que yo tengo. La traducción de Juan Leita me ha gustado, así como las ilustraciones de la artista chilena Luisa Rivera, a quien sigo desde que descubrí su trabajo en los libros de Gabriel García Márquez que Penguin Random House sacó por el 50 aniversario de la publicación original.

Mi valoración: 4/5

Puntuación: 4 de 5.

Baronesa Orczy. La baronesa Emmuska «Emma» Orczy (1865-1947) nació en Hungría y fue la segunda hija del barón Félix Orczy, compositor y director de orquesta, y de su esposa Emma Wass. Emma recibió una educación religiosa en conventos tanto de Bruselas como de París, hasta que la familia decidió instalarse en Londres. A la edad de quince años, entró en la Escuela de Arte del oeste de Londres, donde comenzó su amor por la pintura y el dibujo. Algunas de sus obras fueron expuestas en la Royal Academy.

Aunque es autora de numerosas obras, debe básicamente su fama a La Pimpinela Escarlata, escrita para teatro en 1902 y, tras un éxito rotundo, publicada como novela en 1905. La baronesa Orczy publicó más de trece colecciones de relatos cortos entre 1905 y 1928, inspirados todos ellos en su primera novela. Estas colecciones se conocen bajo el nombre de «Serie Pimpinela Escarlata».

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO:
Título original: The Scarlet Pimpernel
Título en español: La Pimpinela Escarlata
Autora: Baronesa Emma Orczy
Traductor: Juan Leita
Ilustraciones: Luisa Rivera
Editorial: Random House
Colección: Grandes Clásicos
ISBN: 9788439731153
Número de páginas: 320
Encuadernación: Tapa dura
Dimensiones: 21.7 x 14.7 cm
Fecha de lanzamiento: 09/03/2016
Año de edición: 2016
Idioma: Español

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