Reseña. «Ladrones de Tinta»: intriga y venganza en el Siglo de Oro

«Ladrones de tinta» de Alfonso Mateo-Sagasta, ilustrado por José María Gallego (Ed. Reino de Cordelia, 2021)

Opinión:

Se trata de una novela histórica que nos sumerge en el Madrid del Siglo de Oro español, específicamente en el año 1614, durante el reinado de Felipe III. La obra, ambientada en una ciudad polvorienta, caótica y vibrante, busca capturar la esencia de una época marcada por la decadencia del imperio español, las intrigas cortesanas y una sociedad profundamente dividida entre la opulencia de la nobleza y la miseria del pueblo llano. La atmósfera del libro es densa, cargada de olores a sudor, incienso y podredumbre, con calles llenas de polvo en verano y un aire opresivo que refleja tanto la vida cotidiana como las tensiones sociales y religiosas de la época.

La edición de Reino de Cordelia, ilustrada por José María Gallego, aporta un valor añadido con sus imágenes, que aligeran un texto por momentos abrumador y ofrecen un respiro visual al lector. La narración está escrita en primera persona por el protagonista, Isidoro Montemayor, un hidalgo montañés de escasos recursos que trabaja como corrector de pruebas, cronista y regente de un garito de juego propiedad de Francisco de Robles, el librero real. Este narrador nos guía con un tono introspectivo y a menudo desencantado, combinado con un humor ácido y una tendencia a divagar que, aunque refleja su carácter, a veces satura la lectura con excesivo relleno.

El argumento gira en torno a la búsqueda del misterioso Alonso Fernández de Avellaneda, autor de una segunda parte apócrifa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada ese mismo año, 1614, un hecho histórico real que Mateo-Sagasta toma como base para tejer una trama de intriga y venganza. Francisco de Robles encarga a Isidoro descubrir quién está detrás de esta obra que amenaza su negocio editorial, y lo que comienza como una investigación laboral se transforma en un juego de engaños, traiciones y revelaciones que involucran a personajes reales como Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Francisco de Quevedo.

Isidoro Montemayor es un protagonista complejo pero no siempre carismático. Es un hombre de origen humilde con aspiraciones de ascenso social, astuto pero vulnerable, atrapado entre su orgullo hidalgo y las penurias de su día a día. Su vida se ve sacudida por la muerte de Rosita, una joven ajusticiada injustamente, cuyo recuerdo lo atormenta y añade una capa emocional a su periplo.

Entre los personajes secundarios destacan Francisco de Robles, el astuto y manipulador librero que mueve los hilos de la trama; doña Micaela, la condesa de Hornacho, una mujer fuerte y seductora que ofrece a Isidoro una salida laboral y emocional; el marqués de Hornacho, un noble enigmático que desvela piezas clave del rompecabezas; y Peter Donahue, alias Drake o Barbanegra, un irlandés tahúr que encarna el lado más oscuro del Madrid de la época. También aparecen figuras históricas como Cervantes, Lope y Quevedo, cuya presencia, aunque interesante, en ocasiones se siente forzada, como un intento de anclar la novela en el contexto cultural del Siglo de Oro.

El estilo de Mateo-Sagasta es detallista hasta el exceso, con una prosa rica en descripciones que busca recrear minuciosamente la vida del siglo XVII: los garitos llenos de humo, las calles infestadas de mendigos, los ajusticiamientos públicos y las intrigas palaciegas. Sin embargo, este afán por pintar un fresco histórico completo deriva en un defecto notable: la novela está plagada de relleno innecesario y detalles escatológicos que, aunque pretenden reflejar las crudezas de la época, terminan por saturar. Ejemplos como orinar desde la ventana a la calle, la purga con estibio mediante píldoras metálicas que pasan por el ano y son heredadas de generación en generación, o las constantes referencias a las sangrantes almorranas de Isidoro, aportan poco a la trama y desvían la atención del lector.

Si bien es cierto que estas pinceladas buscan mostrar las penurias de la vida cotidiana, su repetición y énfasis resultan excesivos y restan elegancia a la narración. En cierta medida, Ladrones de tinta parece querer emular el éxito de las novelas de Arturo Pérez-Reverte, especialmente la saga del capitán Alatriste, también ambientada en el Siglo de Oro y con un protagonista de origen humilde enfrentado a un mundo hostil. Mateo-Sagasta introduce a una pléyade de figuras célebres —nobles, poetas y escritores— para sumergirnos en la época, pero esta estrategia se siente artificial, como si el autor intentara llenar la novela de nombres ilustres para compensar una trama que, pese a su premisa intrigante, avanza a trompicones.

La edición ilustrada de Reino de Cordelia, con los dibujos de José María Gallego, logra mitigar esta pesadez, haciendo más llevadero un texto que, de otro modo, puede resultar agotador. Personalmente, me costó tres intentos comenzar y terminar el libro, lo que habla de su densidad y de lo forzado que a veces parece el esfuerzo descriptivo. Aun con sus fallos, la novela tiene méritos.

La ambientación es uno de sus puntos fuertes: el Madrid de 1614 cobra vida con sus conventos, garitos y plazas polvorientas, y el tema central —la rivalidad literaria y el misterio de Avellaneda— es fascinante para quienes disfrutan de la historia literaria. La resolución con Isidoro urdiendo una venganza teatral, es ingeniosa y satisfactoria. Sin embargo, el exceso de detalles y la sensación de artificio en la inclusión de personajes históricos empañan el resultado.

En definitiva, Ladrones de tinta es una novela ambiciosa que destaca por su meticulosa recreación histórica del Siglo de Oro y la originalidad de su premisa, tejiendo una atmósfera envolvente que refleja el conocimiento y la pasión de Mateo-Sagasta por esa época. Sin embargo, su brillo se ve empañado por un estilo recargado y una narrativa que, en su empeño por abarcar desde la alta nobleza hasta el lumpen más miserable, cae en redundancias y excesos que diluyen su fluidez y fuerza.

Recomendaría esta obra a los amantes de la ficción histórica densa, aquellos con paciencia para disfrutar de sus detalles y tolerar sus ambiciones desmedidas, aunque un enfoque más contenido habría potenciado su calidad.

A pesar de sus defectos, la ambientación y el ingenio de personajes como Montemayor logran dejar un regusto positivo, aunque matizado por la sensación de que, tras tanto esfuerzo, la recompensa narrativa no termina de estar a la altura de sus promesas.

Mi valoración: 2/5

Puntuación: 2 de 5.

Alfonso Mateo-Sagasta (Madrid, 1960), historiador y escritor, ha publicado hasta el momento numerosos relatos y artículos, dos ensayos y siete novelas, entre ellas la trilogía protagonizada por Isidoro Montemayor: Ladrones de tinta (2004), El gabinete de las maravillas (2006) y El reino de los hombres sin amor (2014). Las tres, Premio Espartaco de Novela Histórica, y la primera, además, Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza. Sus otras novelas son El olor de las especias (2002), Las caras del tigre (2009), Caminarás con el sol, III Premio Caja Granada de Novela Histórica (2011), El poeta cautivo ( 2011), Mala hoja ( 2011) [LITERATURA REINO DE CORDELIA, nº 88] y Tratando de tiburones con Karlos Simón (2019) [LITERATURA REINO DE CORDELIA, nº 105]. Uno de sus ensayos se titula La oposición. Un relato sobre la invención de la historia (2016) [PALADARES DE CORDELIA, nº 10].

José María Gallego (Madrid, 1955) es uno de los grandes dibujantes españoles, muy popular por las tiras humorísticas que desde hace más de 35 años publica diariamente en prensa junto a Julio Rey. La limpieza de su dibujo, su capacidad para la caricatura humorística y su fuerza expresiva le han permitido abarcar campos tan dispares como la ilustración de libros, la prensa, la publicidad y la televisión. Es autor de las ilustraciones de El motín de Moti Guj, de Rudyard Kipling, La isla del tesoro (2016) [LITERATURA REINO DE CORDELIA, nº 65], obra que obtuvo el segundo premio al Libro Mejor Editado concedido por el Ministerio de Cultura, Luces de Bohemia (2017) [LITERATURA REINO DE CORDELIA, nº 92] y Cyrano de Bergerac (2019) [LITERATURA REINO DE CORDELIA, nº 109].

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO:
Título: Ladrones de tinta
Autor: Alfonso Mateo-Sagasta
Ilustración: José María Gallego
Editorial: Reino de Cordelia
Género: Narrativa contemporánea, Novela policíaca
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
Dimensiones: 22.0 x 17.0 cm
ISBN: 978-84-18141-42-3
Nº de páginas: 640
Fecha de edición: 29/03/2021
Idioma: Español

Una respuesta a “Reseña. «Ladrones de Tinta»: intriga y venganza en el Siglo de Oro

  1. Me animé a comprarlo porque prometía mucho, pero qué decepción tan grande, por no decir algo peor. El autor parece más interesado en inflar su ego que en contar una buena historia. Vale, es fantasía histórica, pero lo de meterse a decir que le dio la idea de Fuenteovejuna a Lope de Vega y esa manía de nombrar hasta el último noble y escritor de la época… agotador. Y ya ni hablemos de esas descripciones tan crudas de las costumbres de la época, con detalles tan desagradables que te revuelven el estómago. Si se hubiera ahorrado tanta fanfarronería, esos alardes de erudición —que sí, sabe mucho, eso no lo discuto— y un poco de ese mal gusto, habría salido un libro más ligero, unas 200 páginas menos, con un ritmo decente que nos habría enganchado a todos. Para mí, un 1/5, y gracias.

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