La mitología y el folklore en la literatura

La mitología y el folklore han sido pilares fundamentales en el desarrollo de la literatura a lo largo de la historia. Estas narrativas, nacidas de las tradiciones orales y de las creencias colectivas de las culturas, no solo han servido como fuente de inspiración para escritores de todas las épocas, sino que también han moldeado la manera en que las sociedades comprenden el mundo y se relacionan con lo desconocido. Desde los dioses griegos de Homero hasta los cuentos de hadas recopilados por los hermanos Grimm, la mitología y el folklore ofrecen un rico tapiz de símbolos, arquetipos y temas universales que siguen resonando en la literatura contemporánea.

La mitología y el folklore tienen sus raíces en la necesidad humana de explicar fenómenos naturales, explorar cuestiones existenciales y transmitir valores culturales. La mitología, entendida como un conjunto de relatos sagrados que involucran dioses, héroes y fuerzas cósmicas, suele estar vinculada a sistemas religiosos o cosmológicos específicos. Por ejemplo, la Ilíada y la Odisea de Homero no solo narran las hazañas de Aquiles y Odiseo, sino que también reflejan la cosmovisión griega, donde los dioses intervienen directamente en los asuntos humanos.

Por su parte, el folklore abarca una gama más amplia de historias populares, como leyendas, cuentos de hadas y fábulas, que a menudo carecen de un carácter divino explícito, pero están impregnadas de elementos sobrenaturales y morales. Estas narrativas, transmitidas de generación en generación, cumplían una función pedagógica y comunitaria, reforzando normas sociales y ofreciendo lecciones a través de personajes como brujas, gigantes o animales parlantes.

Ambos géneros comparten una característica esencial: su capacidad para trascender el tiempo y el espacio. Los mitos de creación, como el de Prometeo robando el fuego o el relato nórdico de Yggdrasil, el árbol del mundo, abordan preguntas fundamentales sobre la existencia que siguen siendo relevantes. Del mismo modo, los cuentos folclóricos, como Caperucita Roja o El flautista de Hamelín, han evolucionado con el tiempo, adaptándose a nuevas interpretaciones sin perder su esencia.

La literatura clásica está profundamente enraizada en la mitología. Las tragedias griegas de Sófocles y Eurípides, como Edipo Rey o Medea, toman personajes y situaciones mitológicas para explorar dilemas éticos y emocionales que aún resuenan con los lectores modernos. En la literatura romana, la Eneida de Virgilio reinterpreta mitos griegos para construir una narrativa fundacional del imperio romano, mostrando cómo la mitología puede ser adaptada para fines políticos y culturales.

En la Edad Media, el folklore comenzó a fusionarse con la tradición escrita, especialmente a través de las epopeyas y los romances. El ciclo artúrico, con figuras como el rey Arturo, Merlín y los caballeros de la Mesa Redonda, combina elementos mitológicos celtas con valores cristianos medievales. Estas historias, que oscilan entre lo histórico y lo fantástico, sentaron las bases para la narrativa épica que influiría en obras posteriores como El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien.

En la era moderna, la mitología y el folklore han encontrado nuevos ecos en la literatura. Autores como James Joyce, en su Ulises, reinterpretan la Odisea en un contexto contemporáneo, utilizando la estructura mítica para explorar la vida cotidiana en Dublín. Asimismo, Neil Gaiman, en American Gods, mezcla mitologías de diversas culturas para reflexionar sobre la identidad y la fe en un mundo globalizado. Estas obras demuestran que los mitos no son reliquias del pasado, sino herramientas vivas que los escritores emplean para dar profundidad a sus historias.

Uno de los mayores legados de la mitología y el folklore a la literatura es el uso de arquetipos y símbolos.

Carl Jung y Joseph Campbell han argumentado que ciertos personajes y motivos —el héroe, el mentor, el trickster, el viaje— son universales porque reflejan aspectos profundos de la psique humana. El “viaje del héroe”, descrito por Campbell en El héroe de las mil caras, se puede rastrear desde los mitos de Gilgamesh hasta las sagas modernas como Harry Potter de J.K. Rowling.

Los símbolos mitológicos, como el árbol de la vida, el dragón o el inframundo, también enriquecen la narrativa literaria. En El paraíso perdido de John Milton, el relato bíblico de la caída de Adán y Eva se entrelaza con imágenes mitológicas clásicas, como las referencias a Pandora, para crear una obra que trasciende su contexto religioso. En el folklore, objetos como espejos mágicos o manzanas envenenadas (presentes en Blancanieves) funcionan como metáforas de la tentación y el autoconocimiento.

En el siglo XXI, la mitología y el folklore han experimentado una revitalización en la literatura, especialmente en géneros como la fantasía y la ficción especulativa. Autores como Madeline Miller, con Circe y La canción de Aquiles, han dado voz a personajes secundarios de los mitos clásicos, ofreciendo perspectivas frescas sobre historias conocidas. Esta tendencia refleja un interés por explorar las voces silenciadas —mujeres, monstruos, marginados— que a menudo eran meros accesorios en las narrativas originales.

Un ejemplo de figura que ilustra esta reinvención es el wendigo —a nosotros, en particular, nos fascina—, un espíritu caníbal de la mitología algonquina que ha capturado la imaginación literaria moderna. Desde la novela de Algernon Blackwood El Wendigo, que lo presentó como una fuerza espectral en los bosques, hasta su uso en obras como Cementerio de animales de Stephen King o El único indio bueno de Stephen Graham Jones, el wendigo ha evolucionado de un cuento moral indígena a un símbolo polifacético de terror, culpa y crítica social. Esta transformación refleja cómo el folklore puede adaptarse para resonar con las ansiedades contemporáneas, manteniendo su esencia como advertencia contra los excesos humanos.

Dolores Redondo es una autora que ha integrado elementos del folklore y la mitología en su obra literaria, especialmente en conexión con sus raíces gallegas y su interés por lo místico y lo ancestral. En su Trilogía del Baztán (El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta), ambientada en el valle del Baztán en Navarra, Redondo reinterpreta la mitología vasca, incorporando figuras como Mari, la diosa madre, o el Basajaun, un ser protector de los bosques.

El folklore también ha encontrado un lugar en la literatura infantil y juvenil. Autores como Philip Pullman, en su trilogía La materia oscura, incorporan elementos de cuentos de hadas y mitos gnósticos para crear mundos complejos que desafían a los lectores a reflexionar sobre el libre albedrío y la autoridad. Asimismo, las adaptaciones cinematográficas y televisivas de estas obras han ampliado su alcance, demostrando la perdurabilidad de estas historias en la cultura popular.

La mitología y el folklore actúan como un puente entre el pasado y el presente, permitiendo a los escritores conectar con las raíces de la narrativa humana mientras abordan temas actuales. En un mundo cada vez más tecnológico y secular, estas historias nos recuerdan nuestra necesidad de maravilla, misterio y significado. Ya sea a través de la lucha de un héroe contra el destino o del ingenio de un campesino frente a un gigante, la literatura inspirada en mitos y leyendas nos invita a explorar lo que significa ser humano.

En conclusión, la mitología y el folklore no son solo reliquias de culturas antiguas, sino fuerzas vivas que continúan alimentando la imaginación literaria. Su influencia se extiende desde las grandes epopeyas de la antigüedad hasta las novelas contemporáneas, demostrando que estas narrativas poseen una capacidad única para adaptarse, transformarse y perdurar. Mientras existan preguntas sin respuesta y anhelos por expresar, la mitología y el folklore seguirán siendo un manantial inagotable para la literatura, un espejo donde se reflejan nuestras esperanzas, miedos y sueños más profundos.


2 respuestas a “La mitología y el folklore en la literatura

    1. Totalmente de acuerdo. Es una obra que no solo entretiene, sino que te sumerge en un mundo donde el folklore, el paisaje y los personajes se entrelazan de manera magistral para contar una historia que trasciende el simple thriller. Me encantó cuando la leí.

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